La experiencia de la selva: retrospectiva

Estas son sólo unas pequeñas reflexiones y fotos de los últimos días en TRC, una especie de corolario que seguramente en un futuro traerá mucha discusión al tema de la sostenibilidad.

No hay culpables... si acaso uno tiene que declarar en el tribunal, es el llamado desarrollo, en cuyo nombre todos hacemos muchos errores.

Foto 1: Turistas del desarrollo. La gente, en previsión por los bichos de la selva se protege con todo el exceso posible. Hay turistas que en ocasiones no saben ni al lugar que llegarán, ni lo que encontrarán. Esta familia hizo todo lo posible por regresar la misma noche que llegó, pero por fortuna los convencimos y terminaron felices de haberse quedado. Se guardaron hasta de sonreír demasiado




Foto 2: El albergue, TRC, un sitio más cerca del paraíso que del mundo habitado y habitable. Hermoso y vivible cuando hay pocos pasajeros, pero con capacidad de ser infernal cuando se satura y los turistas lo toman por asalto. ¿Dónde está el equilibrio? ¿Existe? Yo hablo de la Paradoja del Ecoturismo: operaciones pequeñas no son rentables, pero operaciones grandes no son viables porque dejan de ser sostenibles.



Foto 3: Biodiversidad. Un parque nacional está hecho para proteger a estos residentes. Son seres de colores, tamaños, características y comportamientos increíbles. Nuestra tarea es cuidarlos y mostrar al mismo tiempo al visitante su importancia, para que se convenza de respetarlos... pero muchas veces en el camino hacemos cosas inadecuadas e impactamos ¿Hay un límite? ¿Quién lo pone si no hay un monitoreo adecuado?



Foto 4: esfuerzo. ¿Cómo hacer para facilitar la vida si no está permitido el uso de otro tipo de vehículos, si se tienen que traer víveres, si se requieren manos para cargar lo que los turistas no cargan. ¿Hacerlos llevar productos? ¿Mostrarles que en el mundo no debe haber ciudadanos de primera y de segunda? ¿Pedirles que paguen un poco más por el esfuerzo y las calorías sudadas? ¿Innovación y tecnología?




Foto 5: Cuando sales al campo, te llevas tu machete y miras, sientes, respiras, observas, piensas en lo que significa ser humano en esa inmensidad verde. Caminas, aprendes, analizas, pero sobre todo, te estudias a ti mismo y te preguntas si todos tus valores están claros, si las metas de tu vida están establecidas. También adelgazas de nervios, de preocupación, de cambio de dieta.




Foto 6: ¿Bichos raros? Todos son únicos y te explican que cada uno tiene una función en la tierra. También te recuerdan que la naturaleza es mágica, pero no perdona errores y que todos somos parte de una cadena. Tal vez la selva es una de las mejores muestras de que no hay ser más importante que otro: el que se muere, grande o pequeño, es simplemente alimento de otro habitante del área. Si quieres comprensión y humanismo, no lo busques en la selva. Éste es capaz de apresar a un pez en el agua, clavarle su boca-trompa (perdón amigos biólogos, no aprendí nada) y chuparle todo, hasta que lo seca... pero eso no es todo: también vuela, y no lo creó George Lucas.



Foto 7: Gente. La más valiosa. Los que hacen un diario esfuerzo, los que trabajan detrás de la pantalla, los que hacen que se sostenga un albergue: limpian, arreglan, bombean agua a las 3 de la mañana, prenden las lámparas que encontrarás prendidas, preparan el plato al que harás cara de disgusto o de emoción, tripulan o conducen el bote que te llevará sano y salvo a conocer la porción selvática, te instruirán sobre la importancia de la selva en el mundo, te contarán qué hace un guacamayo y por qué, se encargarán de que no te falte mermelada en el plato, que la fruta esté presente en el desayuno, que no se vare tu embarcación en el río e incluso se preocuparán por traducirte todo lo que no entiendes, al mismo tiempo que te prepararán un pisco sour con un nada de hielo que apenas se produce en una refrigeradora que se alimenta de tanques de gas que se cargan desde el puerto. Sumisos, callados, esforzados. Con sueldos bajísimos para la media mundial, con riesgos de contraer enfermedades irreversibles y a los que a veces ni siquiera sonríes.

Ellos son los verdaderos héroes desconocidos y tristemente no son los únicos: cada albergue de este mundo tiene a los suyos, cada operación los requiere. Y sin embargo, a veces son tomados como si sólo fueran fichas de un tablero de ajedrez.

La "Sostenibilidad", dije cuando escribí mi tesis, existirá cuando un pastor huaracino pueda ir a visitar la torre Eiffel. Ahora agrego el trabajador de la selva, pero al mismo tiempo pienso que la sostenibilidad se dará también cuando el mercado deje de estar orientado a los precios y la encarnizada competencia.