Sunday, March 29, 2009

Pirámides y copas vacías; una analogía sobre el desarrollo no sustentable

Pirámides y copas vacías; una analogía económica (Si Calderón no dio su informe, yo doy el mío)
Samuel Bedrich

Tal vez una de las figuras geométricas más usadas para describir la forma en que se constituye la sociedad es la pirámide: las hay poblacionales, de necesidades (Maslow), de jerarquías de gobierno, económicas; nos han acostumbrado a ver las relaciones humanas como un prisma de base ancha y punta que termina en vértice. Una de las aplicaciones de esta figura geométrica se hace en la economía: hemos aprendido que dentro del sistema mundial en que nos encontramos, la producción total de los participantes se suma y eventualmente, al haber una mayor cantidad de ganancias, éstas se reparten entre los participantes en la economía, un poco a la manera de la imagen de acá abajo.

Esta pirámide tiene algunos supuestos: 
• Que en la cima se encuentran los grupos económicamente más pudientes y en la base los menos favorecidos. 
• Que en la medida que la economía crezca (y todos trabajemos fuerte), la botella será más grande y el líquido llegará a las copas que están en la base. 
• Que simplemente por gravedad, el líquido llegará abajo en algún momento y que sólo hay que ser pacientes. 
• Que es lógico que los de arriba tengan más porque lo recibieron primero, pero que una vez que colmen sus copas, el flujo necesariamente continuará descendiendo. 
• Que en la medida en que la economía crezca, más copas se anexarán y la pirámide será más grande; se nos explica que por lógica, siempre habrán menos arriba porque la misma forma geométrica así lo requiere (si fuera un cubo, el reparto sería “disparejo”; si fuera un altero, correría el riesgo de derrumbarse) • Esto último permite justificar que a mayor comercio internacional, más países gozarán de los beneficios de participar en este prisma económico. 

 Como nos dijeron en la universidad, el flujo bajará y bajará en la medida que la economía crezca y todos tendremos líquido (o dinero) en nuestras copas (o bolsillos). Para que los 6 mil millones de habitantes del mundo reciban beneficios, sólo tienen que integrarse al sistema económico: se produce más líquido (una botella más grande) y aunque la pirámide nos contenga a todos, por decantación, todos tendremos beneficios. 

 “Y claro- explicaron-, como es un sistema que funciona a base de la acumulación del líquido, lógicamente los de arriba siempre tendrán un poco más, pero ya es chamba de cada uno, ir subiendo sobre las otras copas hasta ser parte del grupo superior, porque es la libre competencia”. Marx se decía que el Estado tenía que intervenir para que, con tubitos, tablitas y un ligero movimiento de la balanza, se consiguiera repartir el líquido de mejor manera, evitando la acumulación en unas cuantas copas. 

Immanuel Wallerstein –sociólogo americano nacido en 1930-, en su libro “Impensar las ciencias sociales” (1998, Ed Siglo XXI, México, 295 pp.) reflexiona ampliamente sobre nuestra visión del mundo y los diferentes procesos económicos e históricos por los que hemos pasado, centrando su crítica sobre nuestra utilización de las ciencias sociales para explicar los sucesos del pasado. Su conclusión es que nos hemos formado un punto de vista errado. 

Para él, no hemos pasado de un sistema feudal a uno burgués y después al capitalista (con sus tiempos de socialismo que, insiste, no han finalizado, pues ahora tenemos un gran movimiento de izquierdas en el mundo –no al estilo de la vieja URSS, que by the way, no lo aplicó bien), sino que únicamente hemos asistido a una transformación de la clase dirigente que, a manera de camaleón, se ha “reinventado” y conservado su poderío. 

Leo en sus escritos (primera edición: 1991), que existe desde hace años (él identifica al movimiento del 68 como el momento crucial de cambio) un cuestionamiento sobre el sistema actual que no proporciona las alternativas para una verdadera mejora de la calidad de vida, y en cambio promueve la tan nombrada palabra desarrollo (diría Mafalda, tan fea como la otra palabrota: sopa), sin dejar en claro qué realmente significa, ni qué o quién se ha desarrollado, cuál es su demanda principal, o cómo se puede hacer ocurrir. 

Este movimiento antisistémico (y no globalifóbico, como dicen que lo bautizó el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo), tendría que ver con un replanteamiento (aún muy desordenado en la actualidad), de las relaciones de poder que se encuentran en lo que él llama el sistema-mundo y que estaría totalmente rebasado, como explico un poco más abajo. 

Paralelamente, y en un orden de ideas que permite identificar algunos de los nuevos paradigmas, Margaret Swain –autora de temas de género en turismo- en su texto (Dis)embodied experience and power dynamics in tourism research (2004, Routledge, London. 333 pp.) hace un análisis sobre las fuerzas filosóficas que se encuentran detrás del concepto de sostenibilidad y pone en evidencia el claro impacto de aquellas luchas de los años 60 (liberación femenina, movimientos anti-raciales, voto para las minorías, grupos ecologistas) en esta nueva visión del mundo que buscaría un equilibrio entre economía, medio ambiente y sociedad. 

Una de las coincidencias de esta autora con Wallerstein es que requerimos pensar las ciencias sociales desde una aproximación distinta, que no tenga que ver con su clásica división en economía, ciencia política y sociología, que siempre hemos usado para analizarlas. Mientras para Swain el tema del medio ambiente vendría a sumar las ciencias naturales e invitarnos a hacer una observación más amplia, para Wallerstein el acercamiento vendría por el lado de una visión más integral que reúna la historia con la economía (¿Economía histórica? ¿Historia económica?), y las demás materias. 

Es claro que en mi afán por no hacer de esto un escrito más largo y más tedioso de lo que puede ser hablar de economía y sociedad en un blog (y al mismo tiempo tratar de invitar a descubrir a estos autores), simplifico excesivamente sus textos y teorías, pero intento convencer a mis amigos y contactos de que existe otra mirada que podemos hacer sobre nuestro mundo. 

Paso ahora a tratar de cerrar este comentario. 

Wallerstein insiste en que uno de los elementos por los que el sistema está rebasado es la llegada a un punto de no-retorno: la mano de obra necesaria para mantener a las copas en la parte de arriba de la pirámide, es limitada. [Las itálicas, así como la historia de la pirámide de copas de champagne y los tentáculos que vienen, son míos] Para él, los tentáculos del sistema capitalista de acumulación habrían llegado a un punto en que no hay más forma de mantener el crecimiento: “la economía-mundo ha llegado a sus límites geográficos” [esto sí es de él]. Y adicionalmente, los capitalistas (Braudel, citado por Wallerstein se cuida de diferenciar la realidad capitalista: “mercado” –el espacio en que se comercia; “vida cotidiana” –la población que está en la base, y; “capitalismo” –los dueños del capital, en la cima) están llegando a un punto de acumulación económica (el poder del monopolio que acapara las ganancias) que no deja espacio a más competidores. 

Si bien la visión de Wallerstein en este último punto es completamente clara, me permitiría complementarla con la necesidad de un análisis de la disponibilidad de los recursos naturales para satisfacer las necesidades de los participantes del mercado (sobre todo en un nivel de consumo como el de la parte superior de la pirámide de copas): dicho sea de otro modo, la botella que sirve el líquido para llenar las copas se agota y no siempre se recicla (pues hay fugas, copas que se caen, otras que crecen y acumulan más de lo necesario, evaporación, sobreconsumo, etc.), lo que pone en evidencia que los recursos de la naturaleza son finitos: hubo culturas antiguas que se extinguieron porque sobre-explotaron sus territorios. Algunas pudieron cambiar de región geográfica, pero nosotros, ¿tenemos más planetas a la mano para extraer de ellos lo que necesitamos para vivir?(1) 

Según el autor de “Impensando las ciencias sociales”, “Nuestras estrategias actuales en realidad no han funcionado y amenazan con llevarnos a un nuevo sistema histórico tan desigual y poco libertario como aquel del que estamos saliendo. La tarea intelectual es crear una metodología que tomará lo intomable, un proceso donde A nunca es A, donde la contradicción es intrínseca, donde el todo es más pequeño que una parte, y donde el objetivo es interpretar. Eso también es utópico, pero sólo la utopía intelectual hará posible la utopía política. Ambas tareas son complementarias y, por consiguiente, inseparables.” 

Dos de los grandes problemas económicos actuales son la falta de igualdad de oportunidades (hoy en día se tiene que nacer en una casa con ciertos ingresos para asistir a la escuela) y la disparidad de la distribución de la riqueza causada por los monopolios; es claro también que así como el comunismo fue disfuncional, el capitalismo, con su extremado consumismo y alta concentración de ganancias, pone en riesgo su viabilidad en el futuro, pero cierto es también que podría (“si no se plantean soluciones de tajo”, como lo menciona Wallerstein), continuar por otros doscientos años, metamorfoseándose en un modelo híbrido que plantee sólo soluciones a medias, mientras llega a un punto de ruptura incontrolable (¿una especie de revolución francesa global?). 

Las siguientes distan mucho de ser una propuesta de modelo económico, pero al menos plantean, desde una óptica personal, tres de las grandes líneas en las que podemos (y debemos) intervenir en el corto plazo, desde los diferentes espacios en que nos encontramos: 

a) Regular la excesiva acumulación de la riqueza: consumos más locales, a mercados y productores regionales que aunque cuesten un poco más, permiten que el reparto económico se logre a niveles más bajos de la pirámide; y por otro lado, regulación de monopolios, desde la parte legal, o desde el esfuerzo personal 
b) Evitar el Sobreconsumo y explotación de recursos: ¿En verdad lo necesitas? ¿Es el producto más eficiente en términos de consumo energético? Lo que sustituyes con el nuevo producto, ¿agotó realmente su ciclo útil? 
c) Rechazar la desigualdad de oportunidades: otorgando parte de nuestra reflexión a la discusión del modelo bajo el que vivimos. ¿Se trata sólo de dar tus centavos o tu tiempo a los que menos tienen? ¿o también tiene que ver con abrir espacios para plantear un modelo que combata la extrema riqueza del mismo modo que lo hace con la extrema pobreza? 

¿Y si al menos le diéramos el espacio para discutirlo? 
___________ 

(1) Estos últimos temas han sido analizados con mayor detalle por Gilbert Rist (El Desarrollo, historia de una creencia de occidente, 2002, La Catarata, 320pp), quien hace apreciaciones muy interesantes sobre la imposición de un modelo económico basado en “el desarrollo”; del mismo modo, Oswaldo de Rivero (El mito del desarrollo, 2001, Fondo de Cultura Económica, 266 pp) dice que existen los países subdesarrollados, porque hay naciones subdesarrollantes, y que los primeros nunca alcanzarán a los “desarrollados” porque precisamente ellos [“el primer mundo”] requieren de sus materias primas, mercados y mano de obra para mantener el estado en que se encuentran.

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