Tuesday, December 04, 2007

El agua y el nuevo Darwinismo / Samuel Bedrich

El agua y el nuevo Darwinismo 
Samuel Bedrich

 En días recientes se llevó a cabo la conferencia mundial sobre el agua en la Ciudad de México. Durante la misma se fijaron distintas posturas sobre su uso y explotación, así como en lo que respecta a la gratuidad o no de su empleo, situación esta última, que me lleva a pensar en un nuevo aspecto que podría modificar por completo la teoría de la evolución: el poder del dinero como factor de supervivencia. 

 En efecto, sorprende que cada día más y más voces llamen a imponer altos costos al vital líquido, lo que generaría (y ya ha provocado, como en Bolivia, hace unos años) fuertes reacciones sociales entre los sectores más desfavorecidos que difícilmente tienen acceso a él, pero el problema tiene mucho más fondo: allende de la problemática social, está en juego el respeto de la Carta Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo tercero dice lo que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” . Negar el acceso a un ser humano a aquello que requiere para vivir es violar principios básicos de la convivencia universal. Pero… ¿cuál es la relación entre el dilema del agua y la teoría de la evolución? 

 Desde el punto de vista de este redactor, ambas cosas irán de la mano en un futuro: en la medida que el costo de extracción y utilización del agua se eleve, menos gentes tendrán acceso a ella, lo que creará un nuevo puente evolutivo, pues si antes sobrevivía el animal que era más apto entre los de su género, para entonces lo hará, ya no quien sea capaz de sobrevivir al medio, sino que saldrá triunfante quien tenga la capacidad de pagar por el bien. Se dice que en cuarenta o cincuenta años el agua será un recurso escasísimo e incluso podría llegarse a agotar. 

En lo personal lo dudo, pues tres cuartas partes del planeta están hechas de agua, lo que sí creo es que su obtención ser más complicada. Es cierto que se le está contaminando y que estamos agotando los mantos acuíferos explotables, es decir los que con sólo extraerse y meterse en el sistema de reparto de agua son disponibles y accesibles, los que en realidad no tienen un costo más alto que lo que cuesta hacer un sistema de drenaje… pero también es cierto que en la medida en que se crea conciencia de su inaccesibilidad, el humano busca medios de “crearla” o “potabilizarla”, y se sabe ahora que existen plantas desalinizadoras que la toman del mar y le eliminan el exceso de sales, haciéndola apta para el consumo humano. 

El único problema es que todos estos sistemas son excesivamente caros. Esto último podría ocasionar, en la escala internacional, que los países poco favorecidos económicamente tengan menores posibilidades de acceder a la nueva tecnología, lo que continuará ampliando el margen de diferencias entre los países que menos tienen y los que más tienen: los índices de mortandad se dispararían en las naciones pobres. El caso del agua representa sólo una punta de iceberg: de acuerdo con estas apreciaciones, en la medida que el tiempo pase, las condiciones para mantener la vida serán más complejas: la explosión demográfica se enlistará como primera causa de agotamiento de los recursos naturales, y la contaminación de éstos últimos, la segunda. 

 En la medida que la capa de ozono se haga más delgada, (y me permito hacer un pequeño cuadro de ciencia ficción), los rayos solares llegarán con mayor violencia a la superficie terrestre y entonces necesitaremos vestir materiales o utilizar filtros que contrarresten su afectación en nuestra piel. Con seguridad se inventarán prendas y productos especiales que habrá que pagar a precio de un vaso de agua del futuro. Después, la contaminación de las ciudades nos obligará a buscar aire más puro y vendrá un nuevo consorcio que provea al humano de mascarillas y tanques de gas que mezclen o purifiquen el aire que respiramos, creando un nuevo nicho de mercado: los productos para vivir. 

No dudemos que se levanten voces pidiendo la privatización del aire. Sé que estas ideas de ficción parecen lejanas y catastróficas: un cuadro apocalíptico, pero, independientemente de su factibilidad en el mediano plazo, muestran cómo nuestro mal entendimiento del cuadro evolutivo darwiniano (esa idea de justificar que unos hombres mueran y otros sobrevivan como algo “natural”, que así será porque “no todos pueden subsistir”) nos hace cada vez más insensibles al humano derecho a la vida. El hombre, con frecuencia lucra con los males de la humanidad: lejos de arreglar el fondo del problema (la necesidad de reducción del crecimiento demográfico y la concientización del uso de los recursos), va sobre la parte superficial que genera utilidades y hace que este mundo gire al ritmo del dinero. El sistema materialista nos está haciendo caer precisamente en esto: avanza el que tiene lana. 

 No debemos olvidar que los derechos humanos existen y que la carta de las naciones unidas dice que todos los hombres tienen derecho a la vida: es un principio inalienable. El proponer un costo para ella es violatorio de las garantías individuales, en tanto sólo podrá tenerse acceso a ella si se le puede pegar. Si permitimos que así se vea el agua, después serán los demás productos básicos, elementales a la sobrevivencia los que formarán parte del mercado global y materialista. 

 El agua es un líquido muy preciado y es necesario crear conciencia de su correcto uso y aprovechamiento, pero no creamos que la solución a todos nuestros (males, problemas, conflictos, dificultades humanas) estará siempre regida por la ley de la oferta y de la demanda: la educación, la instrucción, la concientización son todavía factores que pueden hacer que frenemos un poco la marcha y nos detengamos a reflexionar: hace unos años, quienes utilizaban el concepto darviniano de la evolución de las especies para explicar porqué determinadas sociedades estaban en desventaja de otras fueron tildados de inhumanos, no cerremos los ojos ante esta nueva forma simplificada y creada por un sistema monetario que quiere él mismo volverse el método de clasificar a los seres humanos que pueden sobrevivir o no. 

 La solución no es pagar: nuestros ancestros la respetaban y no tenían que pagar por ella. Más bien, lo que se debe hacer es encontrar el equilibrio entre materialismo / recordar que estamos en un ecosistema y nuestras acciones afectan el orden del todo. Selección natural vs selección material… el hombre siempre en pugnas???

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